Estuve mucho tiempo pensando si tomaba un taxi o no. Bueno ... al final me aventuré. Se me hacía muy tarde para llegar a mi entrevista de trabajo. Total, llevaba la dirección escrita en un papel y se la entregaría al conductor. La verdad es que subí al taxi insegura. Reclamándome mentalmente por no saber hablar inglés todavía, le entregué el papel al chófer quien luego de leer la nota, comenzó a hacerme preguntas, que, adiviné se trataba del camino que iba a tomar. En el acto percibió que yo no había entendido las preguntas. A pesar de parecer muy amable este señor, me di cuenta que me estaba paseando pues me pareció ver el mismo lugar por el que ya habíamos pasado dos o tres veces. Cuando llegamos a mi destino, pregunté cuánto era el viaje y me respondió con una sonrisa de inteligente, “tanto”. Fue mucho más de lo que yo había calculado, pero tuve que conformarme y pagar calladita y sin protestar. ¿Qué iba a decir? ¿Que se había aprovechado porque yo no hablaba inglés? No sabía cómo decírselo … La única responsable era yo que tenía que ponerme a estudiar firme y seriamente inglés para no sentirme insegura y actuar con más confianza.