Entraba a un colegio por tercera vez de la ciudad en donde vivía para pedir cierta información. En la puerta siempre había dos guardas de seguridad. Los saludé y caminé hacia el corredor pero antes noté que uno de ellos respiraba con dificultad y repentinamente cayó al suelo agarrándose la garganta. El otro guarda fue a ayudarlo y yo corrí para pedir auxilio. Como sucede en estos casos, no había nadie en el corredor y yo continuaba corriendo buscando a álguien. Cuando llegué a los ascensores, vi a un grupo de estudiantes de enfermería que bajaban de sus clases. Rápidamente intenté explicarles lo que estaba sucediendo, que este señor necesitaba ayuda. No encontraba las palabras adecuadas en inglés. Me ayudé con señas y algunas palabritas como «help» (ayuda) y no me salía nada más. Las muchachas entendieron no se cómo y yo salí corriendo haciendo señas para que me siguieran. Cuando llegamos, auxiliaron al guarda mientras venía la ambulancia que el otro guarda había llamado. Ya más tranquila y en mi casa, comprendí la importancia de hablar inglés aquí en USA, no sólo para una mejor comunicación si no también, como en este caso, para salvar una vida.