No hay nada más frustante que vivir en los Estados Unidos, no saber inglés e ingresar a un hospital. Tuve esa experiencia a poco tiempo de haber llegado a este país. Perdí el sentido y me llevaron a emergencia, allí me hacían preguntas y no entendía nada, «hablaban muy rápido», me decía a mí misma. En un abrir y cerrar de ojos me vi rodeada de enfermeros hablando y preguntando y yo que no podía entender ni hablar. De repente vi a uno de ellos tomándome la presión, otro me miraba con una lamparita en los ojos, otro me tomaba el pulso, otro me colocaba un gancho en mi dedo mayor y todos esos procedimientos que se hacen en esos casos. Estuve tres días internada, es «stres» dijeron pero esa triste experiencia no quise que se repitiera nunca más en mi vida y lo primero que hice cuando llegué a mi casa fue ponerme seriamente a estudiar inglés.